Por: Martín Barrón Cruz
El proyecto de investigación denominado Seguridad Pública y Violencia, tiene como objetivo primario analizar los últimos dos años de la administración presidencial de Vicente Fox, con especial énfasis en el llamado programa “México Seguro”, el cual formó parte de las inconsistencias políticas en torno a la seguridad.
La razón es que se parte del presupuesto que la seguridad debe ser una situación social libre de riesgos y conflictos, en cuyo marco las personas pueden gozar plenamente y ejercer integralmente sus derechos y libertades. Y que los gobernantes deben formular políticas y mecanismos institucionales eficientes tendientes a controlar el conjunto de riesgos o conflictos (concretos o previsibles) que lesionen aquella libertad o el goce pleno de esos derechos y libertades.
Sin embargo, dicho proceso demuestra las debilidades políticas y reafirma que el proceso y la visión, de la anterior administración federal, siguió caracterizada por una visión centrada en el sistema de justicia penal (policía y justicia) como único actor en el diseño e implementación de las políticas de seguridad, y hacia una perspectiva que ha involucrado a la ciudadanía. Esto hace evidente la tendencia estadística del incremento de los delitos denunciados, la utilización de la violencia como forma de resolución de conflictos ciudadanos y el mantenimiento de una sensación de inseguridad entre la población. Así, dicha participación ha cobrado mayor importancia ante la aparente dificultad gubernamental para enfrentar la problemática de la violencia mediante los tradicionales esquemas de control y represión policial.
Algunas de las diversas y complejas interrogantes que guían este estudio, mismas que se deriva de un estudio anterior, pero que es necesario seguir analizando. Algunas de estas interrogantes son ¿Qué se entiende por seguridad en la política pública mexicana? ¿Por qué razón no existe acuerdo sobre la conceptualización de la seguridad? ¿Cuáles fueron las características principales del programa México Seguro y cuáles sus resultados? ¿Cuál fue el rol de las instituciones policiales en dicho programa? ¿Cuál fue la participación de la ciudadanía en dicho programa?
Por otra parte, es necesario profundizar en sí el programa México Seguro desencadenó una mayor escalada de violencia, sobre todo en aquella relacionada con el narcotráfico. Así, hoy el tema de este tipo de violencia no es nuevo, por el contrario son diversos los autores que plantean que la sociedad y la política mexicana desde hace varias décadas tiende hacia la represión y el autoritarismo que explican la utilización de la violencia en diversos ámbitos y actividades.
Ahora bien uno de los puntos centrales cuando hablamos de violencia es a ¿qué nos referimos o bien que nos imaginamos? La pregunta quizá parece un poco ociosa, ya que muchos afirmarán que la violencia esta presente día a día y que no es necesario definirla porque es un hecho perfectamente comprobable. E incluso se llegue a decir que la muestra más palpable es el incremento, no sólo, de homicidios sino en las distintas formas en que actualmente se cometen.
Y, por otra parte, que es algo perenne en la historia de la humanidad, ya que en los registros históricos encontramos innumerables sucesos que nos demuestran el grado de violencia que cada grupo social ha tolerado y las formas en cómo se define y sanciona ésta han cambiado según el tiempo y el lugar.
Vale señalar que no sólo desde el punto de vista teórico, sino de las consecuencias que produce, se ha convertido en uno de los temas más relevantes y acuciantes de la sociedad actual. Aunque el problema en el abordaje teórico de la violencia no es fácil ya que de acuerdo con Rosa del Olmo desde hace varias décadas diversos analistas han abordado el tema y, lo han hecho desde perspectivas muy distintas de acuerdo con la metodología que utilizaron. Sin embargo, el propio concepto es extremadamente complejo, ya que “es un término ambiguo cuyo significado es establecido a través de procesos políticos. Los tipos de hechos que se clasifican varían de acuerdo a quién suministra la definición y quién tiene mayores recursos para difundir y hacer que se aplique su decisión. Y otros autores sostienen que “todos los intentos de lograr una definición satisfactoria de la violencia fueron hasta ahora infructuosos y este fracaso ha sido a menudo atribuido tanto a la polisemia del vocablo como a la imposibilidad de englobar en alguna definición el variadísimo número de fenómenos designados por él”.
A su vez Luis Gabaldón indica que “hablar de la violencia supone referirse a algo cuyo sentido es ambiguo. El término violencia tiene muchas connotaciones, y en su definición intervienen juicios morales y apreciaciones situacionales. Por otro lado, el análisis de la violencia permite perspectivas muy variadas: entre la represión política y una pelea callejera hay muchos niveles e instancias a través de los cuales se puede estudiarla y ensayar interpretaciones”.
Bajo tal línea argumentativa señala que hay una violencia estructural que pude ser macro y micro. La macro esta asociada a “la presencia de grandes desigualdades sociales, y a la existencia de gobiernos con un perfil autoritario, de legitimidad precaria, en estados en los cuales se condensa la dominación de clase” y la micro “puede ser abordada como el ejercicio de la coacción interpersonal en encuentros de diversa naturaleza que, en función de valores, situaciones o percepciones de los actores envueltos en el encuentro, generan respuestas de diversa intensidad y consecuencias, pero que se traducen, en todo caso, en una conducta impetuosa con intención de causar daño. El elemento “impetuosidad” permite distinguir los conceptos de violencia y agresión”.
Pero, independientemente de la reflexión teórica, cabe otra pregunta ¿por qué se presenta la violencia? Las respuestas pueden ser muy variadas ya que encontramos afirmaciones que nos indican que ésta forma parte de la propia vida del ser humano y que no hay manera de erradicarla; otros sostienen que la principal causa del incremento de la violencia se debe a la pobreza, ya que esta es el “caldo de cultivo”; por otra parte existen enfoques que consideran la debilidad del Estado, es decir que se debe a la carencia de aparatos e instituciones públicas, o bien a la ineficiencia de las mismas; o bien para quienes el problema es simplemente un asunto “Holístico”.
Como se aprecia debido al carácter multifacético y dinámico la violencia presenta características especiales en los diversos periodos históricos. Así, por ejemplo durante la década de los 60’s y 70’s es evidente la presencia de la violencia política, esta cambió en los 80’s hacia una violencia vinculada con el creciente aumento del tráfico de las drogas y las políticas “tendientes a cu combate”, para transformarse en una “guerra” a lo largo de la última década, así la violencia producto y vinculada al narcotráfico se ha instalado en el vértice de la atención pública.
Sin embrago hay otras formas de violencia, entendida como la forma de resolución de conflictos no sólo por los altos niveles de violencia intrafamiliar sino también por el aumento de los problemas de convivencia ciudadana que son resueltas mediante la utilización de la violencia.
Así, la delincuencia y criminalidad son un fenómeno multicausal y multidimensional que se puede abordar en diversos momentos y períodos, consecuentemente los programas políticos nos permiten evaluar los resultados para controlar la delincuencia. La evaluación de la situación de la seguridad es un ejercicio de estimación y apreciación basado en un juicio sistemático y analítico, esto es, un abordaje descriptivo e interpretativo, referidos a un conjunto de campos y dimensiones fundamentales del sistema de seguridad pública, sus actores, organización y funcionamiento.
1.Resumen del protocolo de investigación presentado en el Instituto Nacional de Ciencias Penales el 16 de julio del 2007.